Agua en la Luna

Hace unos 4.500 millones de años, los gigantes gaseosos Saturno y Júpiter ya se habían formado, mientras, en la región más cercana al Sol, orbitaban más de 80 planetas rocosos como la Tierra. En realidad embriones de planetas que chocan violentamente entre sí, se funden y forman cuerpos cada vez más grandes. Este descomunal tiovivo seguirá en marcha unos 200 millones de años. Para entonces, el enjambre de rocas se habría agrupado en cuatro planetas. No hay manera de saber si este relato es cierto, aunque es muy probable que Marte, la Tierra, Venus y Mercurio se formasen de este modo.

El debate científico sobre los orígenes de la Luna pueden remontarse hasta 1898, cuando George, el hijo astrónomo de Charles Darwin, propuso que la Tierra joven escupió parte de su masa por fuerzas centrífugas, una hipótesis que, con variaciones, según José Luis Ortiz, físico del Instituto de Astrofísica de Andalucía, fue la Tierra la que perdió parte de su masa para formar la Luna pues, le parece la explicación más plausible por el extremo parecido entre uno y otro cuerpo. Otra teoría es que la Luna se formó cuando un objeto del tamaño de Marte golpeó la Tierra, conocida como Theia. Fue un cataclismo tan violento que nuestro planeta desapareció durante unas horas. Una pequeña parte salió despedida y se mezcló con los restos de Theia, convertidos en roca fundida tras el golpe. El resultado fue la Luna.

Durante muchos años, la comunidad científica había asumido que en el interior de la Luna no había agua, porque parecía imposible que el hidrógeno necesario para formar agua, pudiera haber sobrevivido al calor de ese impacto. Pero en 2008, un equipo de investigación detectó pequeñas cantidades en algunas de las perlas de vidrio volcánico traídas a la Tierra por las misiones de Apolo 15 y 17, donde se recolectaron las muestras de gotas de vidrio que llevaban agua.  Se trataba de una especie de gotas formadas por la erupción explosiva de magma procedente de las profundidades lunares. Tres años después, un estudio más a fondo de pequeñas formaciones cristalinas dentro de esas cuentas, reveló que, en realidad, contienen cantidades de agua similares a algunos basaltos de la Tierra. Un nuevo estudio de datos de satélite, ha encontrado que numerosos depósitos volcánicos distribuidos a través de la superficie de la Luna albergan cantidades inusualmente altas de agua. El hallazgo en estos antiguos depósitos refuerza la idea de que el manto lunar es sorprendentemente rico en agua, contiene tanta agua como el de nuestro planeta.¿Cómo ha sobrevivido ahí?

Hielo derretido en roca lunar

El origen del agua lunar sigue siendo un gran interrogante. La creciente evidencia del agua dentro de la Luna sugiere que de alguna manera sobrevivió, o que fue traída poco después por el impacto de asteroides o cometas antes de que se hubiera solidificado completamente.

Las gotas volcánicas no contienen mucha agua, alrededor del 0,05% de su peso, dicen los investigadores, pero los depósitos son grandes, y el agua podría potencialmente ser extraída.

Este descubrimiento podría ser útil para futuras exploraciones lunares, ya que  facilitaría la colonización del satélite. Podríamos buscar vida, aunque parece poco probable.

El agua puede ser utilizada no solamente para las necesidades de colonizadores, sino también como base para reabastecer de propulsante a vuelos interplanetarios, lo que permitiría tener una suerte de estación de gasolina donde recargar. Crear una base permanente en la Luna, con vuelos tripulados con gran frecuencia.

Se podría construir con materiales lunares, a través de técnicas 3D, ladrillos, por ejemplo, tomando material del suelo selenita y horneándolo a altas temperaturas.

Posible cultivo en la luna

Llevar oxígeno a la Luna no es una tarea barata. Producirlo a partir de agua, puede ser una idea interesante.

Cultivar plantas, es otra opción. La NASA preveía enviar en 2015 semillas de nabo y albahaca a la Luna para comprobar si son capaces de germinar y aguantar la radiación. Se dan condiciones aptas para este tipo de vida en lugares como la Luna, Marte o Venus. El planeta rojo, parece ser el que cuenta con un suelo más adecuado. Aunque, también es cierto, que la Luna está más cerca, transportar los nutrientes, no sería el mayor de los problemas. Contar con agua de forma regular simplificaría bastante las cosas. Aunque hay que tener en cuenta de que no se presenta de forma líquida.

La extracción de minerales en la superficie lunar, también sería interesante, es rica en metales de grupo del Platino y de Helio-3. Este último podría tener aplicaciones en la fusión nuclear. En la Tierra hay poco, pero es común en otras zonas del universo. Convertir nuestro satélite en un punto de repostaje no es mala idea. No hay petróleo, pero las naves necesitan otros combustibles, más cercanos al uranio, que también hay en la Luna. En minería, el agua es imprescindible para el procesamiento de materiales y la supresión de polvo.

En definitiva con el hallazgo de agua en la Luna, se abren muchas puertas para investigar el universo, y poder viajar a distintos planetas,  aunque yo me pregunto en pleno agosto, ¿cuándo me puedo ir de vacaciones?